Habiendo comenzado el nuevo milenio la industria automotriz británica estaba en sus últimos años, Rover y MG que desde el 2000 conformaron un nuevo grupo no eran ajeno a ello y la última compañía automotriz inglesa cuyos dueños seguían siendo nacionales estaba en crisis viendo como sus ventas caían rápidamente, muchos británicos veían con dolor esa escena en la que un icono como Rover hace muchos atrás en ese momento a principios del 2000 estaba muy mal. La idea que tuvieron en Rover fue la de lanzar al mercado un pequeño automóvil que fuera barato y que se vendiera en grandes cantidades, el problema es que como no habían muchos recursos disponibles para desarrollar un modelo nuevo la marca apeló a su forma de operar en los 90's que era la de ponerle su marca a vehículos de otras marcas.
Muchos de los Rover que se vendían justo antes del 2000 no eran más que Hondas con un visual distinto para parecer ingleses, luego tendrían que cambiar de proveedor por uno muy diferente: Tata. De manera que esta marca con gran pedigree inglés comenzó a comercializar carros indios, el Tata Indica se iba a vender desde el 2003 con algunos retoques para pasar a ser el popular Rover CityRover.
Y el carro per sé no ayudaba mucho a mejorar su imagen, la calidad del interior estaba muy por debajo de lo esperado y su tren motriz no era nada moderno pues tenía un motor 1.4L de origen Peugeot que ya se conocía en Europa hacía muchos años atrás. Luego se rumoró que Rover pagaba a Tata el equivalente a $3000 libras esterlinas por vehículo producido así que las criticas no se hicieron esperar.
La cosa no se detenía ahí, generaba amargura el hecho de que la marca que alguna vez pusiera en alto el nombre de Inglaterra y su industria ahora dependía de los indios, esto lo explica mejor el gran Quentin Wilson cuando decía que lo que más molestaba era que casi todo el mundo después del 2000 era capaz de elaborar mejores cosas y más baratas que lo que resultaba de la ingeniería inglesa. Aún peor es el panorama hoy en día, China envía kits CKD a Inglaterra para que allí se ensamblen los nuevos MG.
La estrategia que se siguió con el CityRover fue la de seducir por el precio pero las ventas fueron malas por el hecho de que en ese momento en el mercado había opciones un poco más caras pero mucho mejores como el Fiat Panda, otra cosa muy diciente era que muchos ingleses se entristecían por la caída de un grande como Rover o MG pero la gran mayoría conducía carros japoneses.
Así pues, el CityRover más que ser un carro malo estaba en realidad muy por debajo de las expectativas y su elaboración hacía que a los más puritanos de los ingleses se les revolcara el estomago de saber que el mundo había dado un giro y ahora eran ellos quienes dependían del tercer mundo, el hecho de que ahora Jaguar es propiedad de Tata es algo que genera una sensación de amargura similar, antes se burlaban de Tata pero hoy por hoy las cosas cambiaron completamente.
A continuación un video en donde Top Gear prueba este vehículo a escondidas pues se les negó la posibilidad de recibir uno y probarlo como debía ser:
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